blog" /> Desde el otro lado
viernes, junio 29, 2007,22:26
Fragmentos de recuerdos de la memoria VI y VII
Bueno, pues aquí os dejo los dos últimos capítulos (he tenido que poner los dos juntos para no dejaros colgados durante todo el verano, espero que no os importe). Así que ahora ya podéis dejar comentarios sobre lo que os ha parecido. La verdad es que me alegro de haberlo colgado, llevaba 2 años guardado en el baúl y ya estaba cogiendo polvo... Espero que al menos os haya entretenido.

Y Si estás leyendo esto y no sabes de qué va, pásate antes por aquí.


VI

Después de tantos años pasados, de tantos olvidos, desamores… después de tantas lágrimas perdidas, resecas, olvidadas… después de todo y nada él volvía a mí. Pronunció mi nombre, paralizó mi ser y abracé de nuevo todos los recuerdos pasados, ya superados y -o al menos eso creía yo- también olvidados.

Cuando me volví y le vi de cerca, los ojos clavados en los míos seguían siendo los mismos, quizá algo más cansados y puede que un poco más sombríos, pero aquella mirada aún seguía siendo la misma, aquella que tanto me había cautivado y en la que tantas y tantas veces me había hundido.

-Hola -me saludó-, sigues siendo preciosa.

-(…) -paralizada, callada, temblorosa.

-¿No me das dos besos? -me preguntó mientras dio un paso adelante y se acercó más a mí.

-¿Qué quieres? ¿Qué haces aquí? -le pregunté con indecisión mientras me apartaba de su persona.

-Volver a mirarte, a hablarte… -contestó- volver a sentirte bajo mi piel.

Mi cabeza daba vueltas y no hacía más que repetirme que despertara de aquella pesadilla, que volviese a la realidad de las sábanas frías y del silencio en la mañana. No podía pensar con claridad: todo era difuso, oscuro, irreal. Cuántas noches había anhelado este momento y a cuántos hombres desterré de mi cuerpo por pensar en su lamento y en su vuelta a casa. Por la agonía del sufrimiento.

Discurren por mi cuerpo las ahora lejanas sensaciones de los besos con cariño, de las caricias en los pies, de aquellos abrazos de madrugada. Pero ya nada es lo que fue. El dolor y la angustia siempre bien maceradas; y la ausencia y las excusas… todo aquello también volvió a mi ser. Y el siempre amargo torbellino de la furia y el amor. Todas estas contradicciones luchaban por salir, por encontrarse con sus labios y con aquella parte que un día robó y se llevó de mí.

-¡No! -grité-, ¡apártate!, ¡aléjate de mí!

-Raquel yo… -comenzó una frase que no quería dejarle terminar.

-¡No! -le interrumpí- No quiero saber ni oír nada. Sólo déjame en paz, como hicieras ya.

-Sé todo el daño que te hice y todo el tiempo que ha pasado pero aún así... -tembló su voz- es que yo… yo no puedo estar sin ti.

Mentiras, más mentiras. Aquella palabra volvió a mi cabeza, se hizo presente en mis labios y me recordó sus envenenadas palabras, sus promesas olvidadas y cómo su lengua de serpiente me ataba más y más a él con cada frase que erguía y pronunciaba.

El dolor de los recuerdos recorrió mi cuerpo en un amargo escalofrío. El dolor de todos los antiguos besos que me fueron robados... el de todos los minutos, el de todas las horas, el de todos los días en que no podía hacer otra cosa que pensar en él... y en su amarga e impalpable ausencia.

-Cuando ayer te vi por aquella acera te creí una ilusión -recordó acariciando mi mejilla-, porque no podías ser tú. Te olvidé por mucho tiempo, es cierto, pero ahora que te he encontrado, te veo y te recuerdo estoy seguro de una cosa… mucho más que antes si eso puede ser: aún... aún te amo.

-Vete, vete por favor -le lloré-. Vete de mi vida, de mi pensamiento… vete ya de mi ser.

-Raquel, sé que no me has olvidado y sé también que deseabas esto. Sé que deseabas volverme a ver y tenerme a tu lado y poder acariciarme y sentirme bajo tu piel. Y recordar y recuperar todo el tiempo que vivimos juntos y todo el que desaprovechamos.

-Sabes que me hiciste mucho, mucho daño -le dije mientras abría la puerta de mi casa- y eso, David, jamás te lo podré perdonar.

-Y tú a mí también -contestó-, ¿o te crees que fue fácil alejarme de ti?

-Seguro que sí… -las lágrimas inundaban mi cara y mi voz apenas podía oírse ya.

-Pues te equivocas y mucho. Yo sólo hice lo que debía, ¿o es que no lo ves? -me preguntó siguiendo mis pasos hacia el interior de mi apartamento.

-Claro que lo veo… debías partirme el corazón e irte con otra, ¿no?

-No -contestó secamente-, debía intentar que me olvidaras, que vivieses sin mí, sin un cabrón como yo.

-Pero…

-Hice lo que hice -continuó- porque sabía que las cosas no podían seguir así y porque te quería y aún hoy te quiero. Y no puedo irme de aquí sin ti.

Se rompió algo en mi interior. Después de tanto tiempo mi corazón volvía a bombear de nuevo algo acelerado. Mi mente alterada daba gritos y me rogaba que no hiciera lo que estaba deseando y a punto de hacer, que no volviese por aquel camino porque sabía perfectamente dónde terminaba, porque conocía el punto exacto en donde tantas y tantas veces me vi anclada, obligada a permanecer sola y a sostenerme casi sin fuerzas y en donde me agarré una y otra vez.

Aquel rostro envejecido por los años no había cambiado en sus facciones principales. Seguía teniendo su particular mirada y aquellos tiernos labios sabor esperanza que tanto, tanto deseé. Los vaqueros roídos por el tiempo seguían siendo su piel y marca de juventud, una juventud que aún irradiaba pese a la mirada cansada, a su blanca y lisa camisa y a un reloj sin vida que llevaba en su muñeca izquierda.

-Ha pasado demasiado tiempo, han pasado demasiadas cosas… -le dije- demasiado para olvidar todo y no seguir con mi vida tal y como está ahora.

-Si no vuelves a mi lado, desde este día hasta el final de todos me levantaré vacío, sin nada por lo que luchar y por lo que vivir. Sin esperanza y con los sueños deshechos.

-David, ¿no comprendes mi situación? -me sequé las lágrimas con el puño negro de la chaqueta que colgaba de mí- te presentas aquí de improviso, después de todo el pasado y el sufrimiento, después de que mi corazón que tanto te amaba estallase por no encontrarse con el tuyo… después de haberme arrojado tan lejos de tu cuerpo.

-No puedo pedirte que olvides todo lo que te hice, todo lo mal que me porté contigo… -alcé el rostro y sus ojos estaban húmedos y sinceros-, todos mis errores. Sólo te pido que apartes por un momento todo eso de mi lado y que me digas si aún te importo lo más mínimo; si aún permanece, en algún rincón oscuro de tu corazoncito, mi nombre, aunque sea en una pequeña esquina...

-Pero… -intenté interrumpirle.

-Si aún cuando me miras palpitas ligeramente, si aún cuando te toco -siguió hablando mientras acariciaba mi mejilla de nuevo- un escalofrío recorre tu ser y ardes en deseos de unirte a él. Sólo… sólo te pido eso.

Callé en un silencio de profunda reflexión, de balanzas en las que el debe y el haber no cuadraban y aún así no me importaba. Reviví en un escalofrío todo el amor y la pasión que él me infundía y que yo quería, que yo ansiaba, que yo deseaba volver a tener. Retuve en mi mente los malos momentos, el dolor y todos los lamentos que, como agujas, marcaron entera mi piel. Pero decidí en un suspiro revivir un instante los viejos tiempos en los que, aunque nunca hubo realmente nada, todo lo teníamos ante nosotros y todo aún podía llegar a ser.

Y sin decir nada me acerqué hasta su lado y le miré intensamente a sus cansados ojos. Titubeé sin llegar a decir nada mientras cerraba mis párpados y acariciaba su rostro y me acercaba más y más a él. En ese instante algo sucedió, algo volvió a brillar dentro de mí y resplandeció toda la estancia y el momento; y silenció los ruidos lejanos y sólo, sólo a él volví a sentir y sólo él volvió a existir para mí.






VII

Con el teléfono en la mano y todo el sudor aún en mi cuerpo me volví a vestir. Salí corriendo escaleras abajo, de dos en dos, de tres en tres, ya no lo sé muy bien. Las luces de mi coche se encendieron cuando accioné el botón de las llaves y aceleré lo más que pude para llegar a ella, para salvarla otra vez.

Sus palabras no dejaban de resonar en mi oído y yo no hacía más que alentarla a que continuara contándome todo lo que le había sucedido, aquello que ella creía haber vivido y que le había hecho estar así. Su voz cada vez era más débil y mis nervios estaban a flor de piel.

-¡Raquel! -la llamé mientras pasaba por un semáforo que acababa de ponerse en rojo-, ¿sigues ahí?

-Sí… -su voz era muy débil- él vino y estuvimos juntos otra vez.

-¿Y qué pasó? -le pregunté sin realmente escuchar lo que ella me decía.

-(…) -silencio. El teléfono se había quedado sin batería.

-¡Mierda! -exclamé mientras dejaba caer el teléfono encima del asiento del copiloto.

Las calles en la noche cerrada, ya próxima a la mañana, empezaban a florecer. El agua de la pequeña lluvia y de las mangueras de los barrenderos se dejaba ver en las aceras y reflejaba las luces amarillas, que rápidas, cruzaban todas las aceras. Entre los edificios se podía ver a las primeras aves realizando su vuelo matutino con el que inundan de sonidos y formas las alturas de la ciudad. De repente un halo de luz apareció en el horizonte, detrás del verde parque y de aquella fuente en la que de niño bebí tantas veces para refrescar el cansancio y la sed. Apareció lentamente, fundiéndose con los tonos oscuros de la noche, las farolas y los coloridos carteles de neón. Y así, mientras la naturaleza daba la bienvenida a la mañana, mientras miles de almas se comenzaban a despertar, yo corría, yo volaba y me urgía en llegar a su casa, hasta el otro lado de la ciudad.

Al llegar a su calle dejé de pisar tanto el acelerador, me puse en el primer hueco que vi libre y sobre el que no puse mayor atención. La puerta de entrada estaba entreabierta y la empujé sin mayor dificultad. Escaleras arriba no pensaba ya, tan sólo el rítmico tambor de mi pecho me recordaba lo que estaba haciendo allí. Y la nada del absurdo me hizo recordar que yo tenía una llave del piso de Raquel que nunca había utilizado. Toqué mi bolsillo y saqué el llavero con el familiar soniquete del metal contra el metal y allí estaba una extraña llave que me iba a ser de mucha ayuda sólo unas escaleras más arriba. «Por si acaso», recuerdo que ella me dijo cuando me la entregó. El acaso había llegado.

La verde puerta me saludó y yo, sin devolverla el saludo, introduje suavemente la incólume llave por la cerradura, mientras emití un estertor por la fatiga de las muchas escaleras subidas y por todo el miedo que tenía por lo que podía encontrarme detrás de aquella puerta. En el silencio de la temprana mañana sonó el clic de la cerradura al cambiar de posición sonó y una luz al final del pasillo -que procedía de la habitación de Raquel- brillaba en la lejanía.

Recuerdo que corrí los metros que me separaban de aquella luz, de aquel faro de esperanza que se alzaba en medio de la oscuridad reinante de aquella noche, de aquella temprana y olvidada mañana. Recuerdo también unos segundos de confusión y de miedo, unos instantes de desesperación total y absoluta y también recuerdo la relativa calma que vino después.

-Hola Raquel -dije sonriendo y agarrando su mano cuando ella abrió los ojos.

-¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado? -consiguió pronunciar mientras miraba a su alrededor y su cerebro no reconocía la estancia en la que se hallaba postrada.

-Estás bien, eso es lo único que importa ya.

Los minutos después de que yo llegase a su casa se hicieron demasiado largos, demasiado eternos… El tiempo que tuve que esperar hasta que llegase la ambulancia y se la llevase no pudo ser superior a diez minutos, pero a mí aquellos instantes me parecieron la eternidad en sí. Veía a Raquel tumbada e inconsciente en el suelo de su habitación, con un frasco de algún medicamento abierto y su contenido todo desparramado, como si de una ofrenda floral a los muertos se tratase. Esperé arrodillado a su lado, después de indicar a través del teléfono que cerca de ella también estaba tirado, que enviasen urgentemente una ambulancia. Recuerdo cómo las lágrimas empaparon mi mente y se unieron a todos mis recuerdos que de ella, de mi vieja amiga, de Raquel... mi mente guardaba celosamente y se negaba borrar.

Hay ciertos instantes que uno no desea vivir y tampoco se los desea a los demás. Aquél fue uno de ellos: una experiencia vital en la que uno cambia después de que le suceda. Cuando sabes que la muerte ronda a un ser querido y que quizá esa sea la última vez que puedas ver su familiar rostro, la última vez en la que tus manos puedan entrelazarse con las suyas… cuando atisbas la fragilidad de la vida y la proximidad de la muerte, tan sólo ahí llegas a comprender de verdad cuán valiosa es la vida y cuanto la desaprovechamos.

En el hospital nos trataron muy bien. Tuve la suerte de encontrarme con un amigo de Héctor que conocí en alguna cena y él me informó de todas las novedades sobre la evolución del estado de Raquel. Había sido un intento de suicidio, se había tomado una gran dosis de antidepresivos y puede que mezclado también con algún que otro fármaco para intentar conciliar el sueño.

Desde hacía varios años Raquel estaba bajo supervisión médica. Sus alucinaciones con David se habían hecho más y más frecuentes y por ello tomaba aquella medicación que le hacía llevar una vida totalmente normal. Ella no había acabado de asimilar y de superar completamente lo que aconteciera tantos años atrás y por ello necesitaba la ingesta diaria de aquellas pastillas azules que le traían la calma, lucidez y alegría que tan características eran en ella.

-Tuve un extraño sueño -me dijo lentamente Raquel cuando volví a entrar en la habitación del hospital.

-¿Ah sí? Pues curiosamente yo también -la contesté-, soñé con que escribía un libro y me hacía millonario. Y dejaba de trabajar y vivía en un paraíso tropical todo los días del año.

-Bonito sueño -se rió-, ¿y me llevabas contigo a ese paraíso tropical?

-Sí… pero es que Lydia y yo necesitábamos una criada y tú siempre has sido de confianza -bromeé.

-¡Qué tonto eres! -exclamó.

-Lo sé. ¿Te apetece un café? -la pregunté.

-Pues creo que no debería, pero la verdad es que siempre he sido incapaz de resistirme a una de tus invitaciones para un café -me contestó.

-Ahora vuelvo Raquel -le dije mientras besaba su frente y acariciaba de nuevo su rosado rostro.

Y paseando por entre los pasillos de aquel hospital empecé a recordar toda mi vida y todo lo que Raquel había significado para mí. Recordé con nostalgia todos los cafés y todas las sobremesas, todas las conversaciones y discusiones, todas las lágrimas derramadas y todas las hermosas sonrisas que me había dedicado sólo a mí. Y así pasaron los minutos y las horas de aquella y otras tantas lejanas tardes.

Aún hoy en día recuerdo muchos fragmentos de sus palabras, sus gestos… de su sonrisa. Aún permanecen junto a mí en todo lo vivido y soñado, junto a lo más querido, deseado y anhelado, junto a todo lo que un día fui. Quizá todos mis recuerdos se pierdan en el polvo del viento cuando yo mismo me vaya con él, quizá mi existencia se sume a todas las otras que se han perdido ya para siempre, a las infinitas historias y vivencias de todos los olvidados. Pero es posible -tan sólo quizá- que con estas palabras algunos fragmentos de lo que he sido no se marchen conmigo, que aún permanezcan cuando ya me haya ido entre los recuerdos de otros, entremezclados como la vida misma, hasta que acaben por unirse a ella.

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Escrito por bydiox
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25 Comentarios:


  • Escrito a las 30/6/07 16:22, Blogger Astrid

    He debido llevarle a word para poder leerlo, pues la letra gris sobre el fondo negro vuelve incómoda su lectura, ahora le imprimo y lo leeré con calma...

    Un beso.

     
  • Escrito a las 30/6/07 18:55, Blogger bydiox

    Tienes razón, Astrid, a veces cuesta leerlo un poco por el color de las letras. Ya me dirás ;)

     
  • Escrito a las 1/7/07 06:00, Blogger XiMeNiTa

    Muyyy carismatico hombre :>

     
  • Escrito a las 1/7/07 16:28, Anonymous Anónimo

    Bueno, hoy iba a escribir una nueva entrada pero "alguien" me ha robado tanto la cuenta de gmail (vinculada a blogger) como la de hotmail, así que no puedo ni podré (hasta que la recupere, si es que la recupero).

    De momento no puedo hacer mucho más, ya tenía pensado pasarme a mi nuevo dominio (www.joseluismerino.net), pero redireccionando mi blog allí, intentaré lo más pronto posible cargar wordpress y empezar mi nuevo blog allí, así que de entrada os pido a todos que cambiéis el link de mi blog al de la url que he puesto más arriba.

    En fin... a ver qué pasa esta tarde :S

     
  • Escrito a las 1/7/07 23:10, Anonymous Anónimo

    Djinn says:

    Sospecha de MV xD
    Espero que la recuperes, o el que la tenga, te la devuelva...

    Te juro que llevo pensando tiempo que los trozos son de libros de verdad xD me mola xD

    Suerte con todo

     
  • Escrito a las 7/7/07 05:47, Blogger SiervaDelMesías.

    Claro, la blogosfera es libre, Si es el interés de alguien es escribir sobre temas personales está en todo su derecho, particular de bydiox espero que recuperes tu cuenta. Un Abrazo chauuu

     
  • Escrito a las 10/7/07 01:11, Anonymous Anónimo

    Pues ya estoy por aquí otra vez niño....disfrutando de lo que nos regalas, cómo han ido esos exámenes ??


    Un besito...y sigo leyendote!!

    p.d. buen pretexto para ponerte entre mis enlaces favoritos asi no te pierdo!!!

     
  • Escrito a las 10/7/07 02:50, Anonymous Anónimo

    Lo leo y releo, me fascino desde que le vi. En un comentario así que perdió su cuenta que detenidillos para el relajo 1saludin :D

     
  • Escrito a las 29/7/07 16:46, Anonymous Anónimo

    Extraño disfrutar lo que regalas sus escritos.

     
  • Escrito a las 29/7/07 18:26, Blogger Missing

    ¿Tú también de vacaciones? bueno, bien merecidas así que te perdonamos la ausencia. Espero que tus problemillas con las cuentas se hayan resuelto sin mayores dificultades. Te estaremos esperando, besito..

     
  • Escrito a las 30/7/07 02:06, Blogger XiMeNiTa

    Doy señales de vida, soy eco algunos cosquilleos de las malditas motos. Saludillos hombre :>

     
  • Escrito a las 9/8/07 13:12, Blogger Ich heiße Superfantastisch

    has perdido la cuenta? que puñal...

    bueno me paso porque al final he terminado aquí, yeah, me he hecho un blog, porque los del fotolog no paran de hacer cambios y está todo muy pocho. Me mudo por la misma razón por la que los dos nos fuimos de los espacios de msn, sólo que tú fuiste más listo y te fuiste a un lugar mejor desde el principio T.T

    pongo tu link en el blog ^^

    que tengas mucha suerte con la cuenta! =) besines!

     
  • Escrito a las 14/8/07 01:41, Anonymous Anónimo

    Poder leerlo resulta negro el hoy, donde estan sus pinceles un beso

     
  • Escrito a las 16/8/07 20:26, Blogger Daro

    interesante blog!

    www.asuntodecrustaceos.blogspot.com
    saludos
    DARO
    ARGENTINA

     
  • Escrito a las 22/8/07 00:06, Blogger Kraichek

    Guao!

     
  • Escrito a las 27/8/07 21:48, Blogger su

    gracias por tu huella en mi blog. Saludos desde Perú

     
  • Escrito a las 23/9/07 02:21, Anonymous Anónimo

    En poco más de una semana estaré operativo en http://www.joselusimerino.net


    :)

     
  • Escrito a las 3/10/07 23:50, Blogger Adriana Bañares

    Hola!
    Gracias por comentar en mi blog! Pues sí, estoy en los apartamentos, un poco perdida aún, pero bueno... Esto tiene buena pinta :)
    En cuanto tenga tiempo me leo todo esto. Palabrita del niño jezú

     
  • Escrito a las 3/11/07 12:29, Blogger grossi269

    Weno Merino posteo pa que no te cabrees conmigo xD
    Ya tampoco renuevas esto?
    Con eso de que tienes una pájina pricipal...xD
    Un saludo!

     
  • Escrito a las 8/11/07 02:48, Anonymous Anónimo

    Os recuerdo que mi nuevo blog es

    www.joseluismerino.net


    Éste ya no puedo actualizarlo porque he perdido el acceso a mi cuenta de google y no puedo recuperarla.


    Un saludo... desde este otro lado

     
  • Escrito a las 25/11/07 22:19, Blogger Diana

    Yo tambien tuve ke pasarlo a word para leerlo bien

     
  • Escrito a las 1/3/08 21:40, Anonymous Anónimo

    me gusta lo que escribes.

     
  • Escrito a las 1/4/08 01:26, Blogger bydiox

    www.joseluismerino.net

    ¬¬


    Que ya no leo los comentarios de aquí.

    Saludos.

     
  • Escrito a las 30/4/08 16:11, Anonymous Anónimo

    f l a m e s

     
  • Escrito a las 24/8/08 19:07, Anonymous Anónimo

    Entré para saludarte, hacía mucho que no sabía de tí. Espero que todo te vaya bien.